
Es increíble lo que puede hacer un poco de música.
Cuando viajo, vivo observando todo, mirando todo, escuchando todo y pensando en todo. Es mi momento de reflexión. A veces no es muy agradable porque uno observa, mira, escucha y piensa cosas bastante desagradables, ya que cuando uno se desplaza libre por el mundo lo conoce, y… en fin, lo conoce. Implicando todo lo que eso implica. Entonces entra la música. Es genial como dos pequeños auriculares pueden invadirte el cerebro de placer, como si fuera un líquido espeso que, poco a poco, invade toda la materia que ocupa tu cabeza, la llena de placer y de sensación de bienestar. Si alguna vez me hubiese drogado (no, no lo hice) podría compararlo. Como no puedo, sólo supongo que se debe sentir algo por el estilo. Pero sin la parte culposa de saber que uno se está autodestruyendo.
Volviendo a lo anterior, cuando camino alrededor de los humanoides poco agradables que invaden Lacroze todos los días alrededor de las 8 de la mañana y empiezo a dejarme invadir por la música; por mi música, me transporto de una forma increíble y, casi literalmente, los pies se me despegan del suelo para viajar por todo el mundo (o más bien sus alrededores, porque lo que veo en esos momentos no creo que forme parte del mundo). Entonces, cuando escucho música, empiezo a temer que los seres que me rodean noten mi cara de felicidad absoluta y me miren como si fuera yo el espécimen raro. Empiezo a pensar que estaría bueno (“Buenos Aires; con Mauricio y Gabriela.” NO.) Perdón; que estaría bueno poder flotar realmente, o hacerse invisible, o cualquier cosa con tal de poder observar a los demás sin que los demás te observen. Ohh, sueño con poder hacer eso.
Cuando viajo, vivo observando todo, mirando todo, escuchando todo y pensando en todo. Es mi momento de reflexión. A veces no es muy agradable porque uno observa, mira, escucha y piensa cosas bastante desagradables, ya que cuando uno se desplaza libre por el mundo lo conoce, y… en fin, lo conoce. Implicando todo lo que eso implica. Entonces entra la música. Es genial como dos pequeños auriculares pueden invadirte el cerebro de placer, como si fuera un líquido espeso que, poco a poco, invade toda la materia que ocupa tu cabeza, la llena de placer y de sensación de bienestar. Si alguna vez me hubiese drogado (no, no lo hice) podría compararlo. Como no puedo, sólo supongo que se debe sentir algo por el estilo. Pero sin la parte culposa de saber que uno se está autodestruyendo.
Volviendo a lo anterior, cuando camino alrededor de los humanoides poco agradables que invaden Lacroze todos los días alrededor de las 8 de la mañana y empiezo a dejarme invadir por la música; por mi música, me transporto de una forma increíble y, casi literalmente, los pies se me despegan del suelo para viajar por todo el mundo (o más bien sus alrededores, porque lo que veo en esos momentos no creo que forme parte del mundo). Entonces, cuando escucho música, empiezo a temer que los seres que me rodean noten mi cara de felicidad absoluta y me miren como si fuera yo el espécimen raro. Empiezo a pensar que estaría bueno (“Buenos Aires; con Mauricio y Gabriela.” NO.) Perdón; que estaría bueno poder flotar realmente, o hacerse invisible, o cualquier cosa con tal de poder observar a los demás sin que los demás te observen. Ohh, sueño con poder hacer eso.
Y sí; me tomé un rato para abrirle un agujerito a mi cabeza y dejar salir algunas cosas, con tal de deshincharla un poco; pobre...
3 comentarios:
Hola Maru,
Así que al fin te pusiste las pilas con el blog?
Me gustó mucho tu entrada, y comparto tu opinión con la diferencia que me importa un carajo que me miren. Si soy un espécimen raro (o "fenómeno paranormal", jej) , seré un fenómeno paranormal delíz y eso es lo que importa, no?.
Nos vemos en unas horas.
Adios
BACKEBOLISTA :P
HÓLA!
estoy de acuerdo
amo la musica
es lo mas
te alivia todo
:)
bueno, estoy media cansadaa, asique me voy llendoo
jaja
TE AMO MUCHOO!
=)
fji reygipf wfijwfcj 0we CHÁN!
ADIÓS!
:)
.
Delu siempre está cansado y no hace nada.
...
soy boba?
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