La relectura, en mí, más que derivada del placer que me pudiera proporcionar el libro que releo, es una suerte de primera lectura. La verdad es que los libros desconocidos me atemorizan. Necesito penetrarlos sigilosamente. Y en la primera lectura, mi inhibición es tal que me impide cualquier comunicación profunda con el texto. Estas dificultades son mayores con los poemas. No creo exagerar si relaciono todo esto con mi casi imposibilidad de amar. Es más aún: hay miedo de entregarme a otra conciencia, no porque ello signifique enajenarme sino porque exige responsabilidad. De cualquier modo, las relaciones con las otras personas o con los otros son mucho más difíciles de lo que se cree. Casi diría que la vida es muy breve para comprender perfectamente o absolutamente un solo libro.
Alejandra Pizarnik, de sus diarios.
2 comentarios:
El otro rió.
-Nadie puede leer dos mil libros. En los cuatro siglos que vivo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer sino releer. La imprenta, ahora abolida, ha sido uno de los peores males del hombre, ya que tendió a multiplicar hasta el vértigo textos innecesarios.
creo que, posta, me voy a comprar el libro apenas salga de mi casa. eso me inspiró mucho.
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