domingo, 23 de octubre de 2011

tenés sábados, hembras y televisores / tenés días para dar aún sin los pantalones











































ocurre que en algún momento se vuelve necesario
(totalmente inevitable)
volver a las cosas de todos los días, acostumbradas
al orden quieto, a lo que fue siempre
el despertar con leche tibia y una madre serena
lápices cuadernos y olor a orden
televisión hasta el hastío y las siestas sin pensar


porque aunque piense
que puedo y que esto es eso de la vida
si lo es no me enteré
o me decido fuera, o
siento eso más vida
que este nunca saber dónde
buscar y no buscar
renegar resignaciones y dejar caer suspiros
ir apilando papeles
de no saber y promesas
de volver a
mirar, de prestar más atención
y venderme menos,
y no comprarte ni comprarme
al amarillo veloz en los papeles y siempre el miedo todo el miedo
no basta con sacudirlos un poquito para seguir


"una" más incompleta que nunca empieza sintiendo sin embargo
sintiendo el preciso y precioso precio del preso peso
de ciertas cosas -como enganchadas a rastras y sin permiso-
de las puntas del pelo y de los codos,
de los talones,
como conociendo nuevos estanques.




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