trans en puesto de dios

entro a la plaza por la entrada donde siempre hay un kiosco religioso. católico, o testigo de jehová, yo no entiendo nada de eso, así que paso alejándome con un gesto un poco exagerado, porque nunca se sabe. dos señoras como de costumbre llevan pollera y manga largas, el cabello peinado hacia atrás. es verano y el sol pega fuerte en el negro de su ropa. escoltan el kiosco con sonrisas estáticas. frente a ellas, otra de igual pollera, zapatos curiosos y sombrero. les habla de espaldas a mí, que sigo caminando adentrándome en la plaza, buscando un pasto verde donde parar.
lo encuentro y al sentarme vuelvo la cabeza hacia el kiosco. la cara cubierta por el sombrero es la de un hombre.