Un atisbo mínimo, mínimo de sonrisa recorrió fugaz su cara. Se habían puesto en juego las concesiones del ingreso a su alma que había repartido por ahí y ahora tenía que decidir. Todo era una cuestión de créditos parece, al fin y al cabo.
Y el origen era, una vez más, que se otorgaba a sí misma tan, tan poco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario