domingo, 22 de junio de 2014

a esta hora la ciudad es tan rara,
los domingos cuando oscurece naranja y negra,
los domingos lluviosos cuando oscurece
hace frío,
la gente que está en la calle es la que
en verdad creyó que algo en la calle
iba a ser mejor que en su otro lado
salen porque fuertemente lo eligen,
eligen no quedarse adentro de nada y no sé por qué,
esa inquietud
hay que irse,
respirar el aire frío oscuro
a los diez minutos arrepentirse y
igual seguir, caminar
ya está oscuro porque es invierno y oscurece siempre demasiado temprano,
y la gente que sale es la gente que decide de verdad salir
(no saben que en realidad siempre deciden porque si supieran todo sería diferente)
sin contar que los que deciden son los que tenían o
creen que tenían otro lugar donde estar,
y los espacios, los centros comerciales donde
hay que estar,
están vacíos sólo estamos
los que elegimos estar, haber salido,
y en el café donde entro hay
padres solteros con sus hijos con sus postres
sin hablar,
y amigas buscando rápido qué decirse,
y hombres y mujeres que se miran
y que no se miran,
y yo que trato otra cosa pero solo puedo pensar
esta tampoco es mi casa

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corazón de tijeras

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