miércoles, 20 de febrero de 2019

como la vida titilante del fuego

lo que me aturde es la experiencia
qué se hace
dónde
se guarda
(por qué guardar)
dónde se piensa
(por qué pensar)
dónde se organiza
(por qué)

“te gusto aunque no pueda leer esto
aunque no entienda la segunda parte de esta frase
del corán tallada en la piedra
de este muro?”
yo te odiaba
pero te hacías gustar tanto
qué hago con todo eso?
no quiero que se me olvide
ni me atormente
ni que se transforme en un deseo 
secreto
agazapado
no: no quiero querer eso
porque después cruzaste
sin detenerte, sin dudarlo
las líneas que yo había, sin saber, marcado sobre los límites de mi deseo
de mi confianza.
(y atrás hay ruinas)

yo pensé que no tenía líneas
que mi deseo soportaba cualquier cosa o casi
que se redibujaban todos los días
o que podía moverlas con apenas un poco de
estupidez,
de desatención.

pero esta vez fue distinto.
vos las cruzaste y me quedé
del lado de acá sin titubear,
lejos.
sola con los recuerdos de lo que había sido hermoso
tratando de rescatarlos
de esa catarata de espanto cuyo dique destruíste
de un solo gesto
inmediato
intempestivo

trato de deshacer la continuidad
intachable
entre vos
y tu crueldad

trato de salvarte
también a vos
pero sobre todo
de convencerme
de que no necesito
eso

de que van a nacer
también otros espacios
de encuentro en el abismo
en suelos sublimes
en códigos inequívocos

estábamos en tu cama, apenas nos conocíamos y te leí 
nadie duerme en este mundo
 (no me trabé ni una vez
creo)
mirabas el tejido de la sábana
con excesiva atención.

y fue verdad:
(como sólo son verdad esas cosas que se vuelven ciertas con el tiempo)
te perdiste

yo quería mucho enamorarte
con cierta prescindencia
me arrepiento de eso
pero no del todo
(quién puede arrepentirse
de haber querido enamorar)
sino quizás solamente
de no haber leído la advertencia
la debilidad de tu dique de contención

pero gracias:
me hiciste sentir, por primera vez,
la realidad de mis límites
su existencia
su poder
mi poder

la teoría del valor de la ruina de la que hablabas tiene que ver con esto:
es un hecho estético en contra del olvido
aunque se derrumbe un día
va a seguir habiendo sido hermoso
y siendo hermoso

se vive como si siempre volviera, una y otra vez, a ser hermoso
como si siempre fuera a ser hermoso
como si pudiera si quisiera repetirlo
para siempre
sin cansarme
sin odiarte

hablar de la ruina para que no sea degradación 
que no nos lleve a la muerte
por eso puede ser vitalista,
y no mortuorio

ahora, esta lengua
toda esta lengua que fue sobre todo tu lengua
me espanta
me repugna
a mí
que había querido tenerla toda
apropiármela toda y que sea totalmente clara para mí
me espanta
me expulsa

me aturde

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